Tan solo la sombra de un árbol puede ser un espacio para el mercado...
Lo común, lo cotidiano.
El lenguaje es la herramienta para la comunicación,
palabra que deriva del latín communicare
que significa compartir algo, poner
en común y nos aúna de manera que pone en relación a los seres vivos en grupo. A
través de la comunicación obtenemos información del entorno y podemos
compartirla y transmitirla.
La comunidad se funda en la comunión; la colectividad, se
organiza a partir de la comunicación. El espacio público se adecua a ese
concepto de lo colectivo. Cuando los seres humanos se reúnen para hacer
sociedad en función de sus intereses comunes, entre los cuales no hay ninguno
que supere en importancia e intensidad al de convivir.
El espacio público es uno de los pilares del proyecto
cultural de la modernidad. Como espacio concreto el espacio público se parece
–cuanto menos en teoría– a cualquier cosa menos a un territorio, en el sentido
de que no es un marco con límites y defendible, que alguien puede apropiar y
cuyo acceso es por definición restringido, dado que en él se reserva el derecho
de admisión
La ciudad es el espacio público de los ciudadanos y es en
este espacio donde lo cotidiano tiene lugar, aquello actividad que se repite
una y otra vez donde se hace el tránsito del espacio público al privado. Este
espacio común en el que el transeúnte es un usuario de lo común compartido en
sociedad y lo cotidiano se realiza en intimidad y en comunidad con la familia,
el trabajo
La arquitectura de lo común
tendría que resolver constructivamente y socialmente las fronteras-umbrales
entre el espacio común-colectivo y el personal. El espacio privado puede ser efímero
y el colectivo permanente. Evitar que la arquitectura sea un límite y pueda ser
una transición entre estos espacios alimentándose de los intereses comunes y de
la socialización del entorno urbano.
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